corazón y mente” (Hch. 4:32). Este retrato de la iglesia, sin embargo, se desvanece en el lapso de una década o un poco más. Los destinatarios de la epístola de Santiago luchan, tienen reyertas y están llenos de deseos egoístas que los empujan hacia el pecado tal como lo expresa el escritor en el primer versículo del capítulo 4. Una traducción palabra por palabra del texto es la siguiente: “¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No vienen de vuestras pasiones que combaten en
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